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UN POEMA

Piedras parlantes


Las piedras no gritan, hablan al oído.
Testigos de cataclismos, prefieren ahorrar palabras
Se limitan a sugerir el primer aullido del tiempo,
el pliegue de la cordillera, el bostezo de la montaña.

 

Hay quienes cargan piedras en los bolsillos,
y las ocultan bajo la almohada:
dicen que es la única manera de soñar con música.
Bendito aquel que recibe una piedra,
desatinado el que la regala.

 

Piedras talladas, piedras pintadas
piedras que hacen sudar las manos.
Piedras bajo la lengua, para saciar la sed del difunto.

 

Hay piedras que parecen dedos, que parecen huevos,
que enseñan el arte del perdón y la paciencia.
A quienes protestan, la piedra los libera de un peso;
a los que sienten culpa, les ayuda a cargarla.

 

La piedra vagabunda es engullida por la tierra
sufre lo indecible:
es aplastada y oprimida
es fundida con calor sin salvación,
hasta quedar olvidada de sí misma

 

Miles o millones de años más tarde
con nombres cambiados ―bajo la piel
las piedras vuelven a asomar

 

otra vez la lluvia
otra vez el rodar por la colina
otra vez las olas del mar.

Ripio - Parlantes

Todo esto eran mangas

 

Arte del video: Stone motion

Por: Cristina Castagna

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